En la tarea de resolver el antagonismo música-arquitectura que me ronda últimamente y con ganas de conjugar las dos cosas en mi cabeza, recordé que Pink Floyd tenía algo que ver con la arquitectura. Pensé que no podía ser el único ejemplo y me dispuse a la búsqueda. En P.A. encontré una nota sobre una exposición que organizó The Architecture Foundation en el 2006 llamada Architecture Rocks dedicada a arquitectos que han extendido su creación a lo musical. La autora de la nota nombra efectivamente a Pink Floyd junto a otras cuatro bandas: Moloko, Suede, Pet Shop Boys y Elastica.
Por otro lado encontré un artículo escrito por José Antonio Ruiz Rojo para la revista Ritmo N° 767, septiembre de 2004. Música y arquitectura. O, mejor dicho, música y otras arquitecturas, se titula. Es una revisión breve sobre obras musicales "escritas para formar simbiosis expresiva con arquitecturas muy concretas."
Seguí buscando y encontré una entrevista a Rogers Waters en la que habla un poquito de su experiencia estudiando arquitectura... No me anima mucho.
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